

Leyendas de la nacionalidad Shuar
Mi abuelito, es la persona más sabía que he conocido, pues él conoce como la palma de su mano todo sobre nuestra nacionalidad. La mayoría de las veces, que mi familia y yo nos reunimos en el fogón o a la hora de dormir, él siempre nos relata historias, leyendas y cuentos sobre nuestra cultura. Por ello, yo les compartiré algunas de ellas.
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Es importante mencionar que las leyendas que les relatare a continuación, conservan verdad y ficción, pero cada una de ellas deberán ser juzgadas por ustedes mismos. Finalmente, en la antigüedad, para la nacionalidad shuar, los seres humanos tenían el poder de convertirse en animales como podrán constatar en cada leyenda.
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Titulo de la leyenda: Yo quería matar a todos para ser feliz.
Antiguamente, el shuar se dividía por pueblos muy separados, y, por ende, cuando un hombre quería pedir la mano de una mujer, debía recorrer una gran distancia e ir a trabajar donde ella vivía. En una ocasión, un joven que tenía once hermanos y hermanas, salió de su pueblo para trabajar en un pueblo vecino y pedir la mano de una bella mujer. Sin embargo, su madre preocupada por su larga ausencia, se dirigió al pueblo vecino a preguntar por su hijo desaparecido. Al llegar a dicho lugar, los moradores le comentaron que él había fallecido hace algunos días, en una montaña muy lejana a causa de una picadura de culebra con algunos amigos, pero, que su cuerpo no pudo ser enterrado en el pueblo porque era muy pesado de traerlo para las personas que sobrevivieron.
La madre, muy triste y devastada por recibir tal noticia, decidió regresar a su casa y contar lo sucedido a sus hijos. Ellos, asombrados y desconcertados por lo sucedido, decidieron ir en busca de su hermano, pues no creían que él podía estar muerto, pero, a pesar de su intento por hallarlo y regresarlo a casa junto a su madre y hermanos, encontraron ellos también la muerte. Su madre, sintiéndose mal por su perdida, reclamo a todo el pueblo gritando:
-
¿Por qué solo a mi familia les pica la culebra? ¿Por qué solo mis hijos mueren?
Ella, triste y con una gran cantidad de dolor contenido, decidió ir a la montaña donde sus hijos habían ido anteriormente, en compañía de uno de los sobrevivientes de la picadura de culebra cuando su primer hijo murió. Al llegar a la montaña, donde los moradores del pueblo le habían dicho que falleció su primer hijo, le pregunto al señor que le acompañaba:
-
¿Dónde está mi hijo? ¿En dónde le enterraron? Cuéntame, te lo ruego, necesito llevar sus restos para poder vivir tranquila.
El señor, al escuchar tal petición de la señora, le señalo un árbol grande y le respondió:
-
Detrás de aquel árbol, lo enterramos, puedes ir a verlo con tus propios ojos.
La madre, al saber que pronto recogería los restos de su hijo, sintió un poco de miedo, nostalgia y pena, sin embargo, con mucho valor se acercó a aquel árbol, para al fin calmar un poco el dolor de su corazón, pero, al acercarse al árbol, pudo sentir un olor muy fuerte y feo que emanaba de aquel lugar, al acercarse cada vez más, observo el cuerpo de su hijo recostado en el árbol junto a más cadáveres. La mujer, consternada por lo que veía, pregunto:
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- ¿Qué es esto? esto es un cementerio, no es posible.
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Al sentir una invasión de miedo sobre su cuerpo, intento huir, pero, al intentar escapar, fue asesinada y quemada por él y otros hombres. Cuentan las personas mayores, que mientras la asesinaban cantaban en shuar pronunciando “yo quería matar a todos, para morir feliz”.
Titulo de la leyenda: Dos parteras inusuales: una rata y una coneja
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Antiguamente, a las mujeres de la nacionalidad shuar, solo se les permitía casarse si estaban dispuestas a tener hijos y morir en el parto, puesto que, no se les permitía dar a luz normalmente cuando estuvieran embarazadas, por ello, en el momento de ya cumplir los nueve meses de gestación, se les cortaba el vientre para poder sacarle al bebe. Pero, la madre, al no recibir ninguna atención, moría de inmediato. Sin embargo, en una comunidad inmersa en la selva, ocurrió un evento que cambiaría la concepción sobre el embarazo.
Hace mucho tiempo atrás, en una comunidad shuar, una mujer y un hombre decidieron casarse y tener un hijo. Cuando la mujer cumplió los nueve meses de embarazo, su esposo[1] le pidió que recogiera maní, mientras él iba a traer la leña del monte, para después cortarle su vientre con la ayuda de kenku[2] y sacarle al bebe que llevaba dentro de ella. Al escuchar esto, la mujer se puso muy triste, pues sabía que pronto iba a morir y no tendría la dicha de ver crecer a su hijo. Sin embargo, decidido obedecer a su esposo e ir a la chakra para recoger maní, mientras lo hacía, no podía dejar de llorar, por lo que, llamo la atención de dos personajes muy particulares, una rata y una coneja[3].
Al ver las dos señoras como la mujer lloraba sin parar, le preguntaron con un tono fuerte
-
¿Por qué lloras mujer?
Ella, al notar la presencia de ambas, respondió:
-
Cuando termine de recoger maní, mi esposo me cortara el estómago, para sacar a nuestro bebe, y yo moriré, por eso, estoy recogiendo el maní, antes de que él llegue.
Al escuchar tal disparate, ambas le respondieron a una sola voz:
-
Nosotras somos más pequeñas que tú, y después de haber dado a luz no hemos muerto, ¿Por qué deberías tú de morir, siendo más grande que nosotras? Mi amiga y yo, te ayudaremos a dar a luz y no morirás, pero, debes dejar de llorar y agarrarte de aquel tronco.
La mujer, al escucharlas tan positivas, decidido arriesgarse y encomendarse en sus manos. Después de haber dado a luz, la rata y la coneja, dejaron a la mujer con su bebe en brazos y se marcharon. Posteriormente a su partida, llego su esposo asustado y corriendo rápidamente, por escuchar el llanto de un bebe. Al llegar y notar que su esposa estaba viva y que él bebe había nacido, le pregunto de inmediato a ella sin aun poder creer lo que podía ver:
-
¿Cómo hiciste mujer para poder sacar al bebe de tu vientre? Esto es una maldición, ahora las mujeres por tu culpa, deberán sufrir inmensamente para tener a sus hijos y adicional a eso deberán amamantarlos y criarlos. Tú las has maldecido para siempre.
Titulo de la leyenda: La maldición de un brujo sobre los hombres.
Hace mucho tiempo atrás, en las comunidades shuar, predominaban los hombres antes que las mujeres, pero, todo eso termino cuando una maldición fue descubierta por un ave.
En lo profundo de la selva amazónica, existía un hombre, que tenía demasiados hijos e hijas, entre ellos, destacaban tres mujeres, quienes no estaban comprometidas aún, de modo que, su padre preocupado por sus hijas, mando a llamar a un hombre de una comunidad lejana para emborracharlo y hacerle casar con una de ellas.
Al llegar el hombre a la casa que había sido invitado, a modo de bienvenida, el padre de las hijas le brindo chicha y tabaco en abundancia para emborracharlo. Una vez ya emborrachado, el padre de las hijas le dijo:
-
“ven, vamos a que te bañes, te sentirás mucho mejor”
El hombre, al estar tan borracho, decidió aceptar la invitación, pero, al momento de levantarse se desmayó. Al despertarse, se sintió raro consigo mismo y pudo notar de inmediato como su cuerpo había cambiado drásticamente por facciones, contextura y partes íntimas de mujer. Al no poder salir de su asombro, busco desesperado al dueño de la casa, al encontrarlo, de inmediato le pregunto:
-
¿Qué paso conmigo? ¿qué me hiciste? Ahora soy una mujer, pero hoy en la mañana yo era un hombre, ¿cómo es esto posible?
-
Te desmayaste después de haberte emborrachado, yo te bañe y frote en todo tu cuerpo un jabón especial que permite cambiar tu género, como ya lo habrás podido notar.
-
Quiero volver a ser un hombre, ¿porque me has convertido en mujer?
-
Como podrás notar, en mi hogar solo hay tres mujeres y el resto de mis hijos son hombres. A este paso, mi comunidad desaparecerá y por ello, necesito más mujeres para que se reproduzcan y sigan manteniendo la cultura. Sinceramente, no puedo hacer que vuelvas a ser hombre nuevamente y que tampoco te alejes de aquí, porque podrías contar mi secreto y eso me perjudicaría demasiado. Por ello, te pido que te quedes aquí y enamores a uno de mis hijos, te puedo asegurar que nada te faltara mientras vivas aquí.
El hombre, atrapado ahora en el cuerpo de una mujer, decidió quedarse y contar a las demás personas de alguna manera la maldición, pero, eso nunca sucedió, porque lo mantenían custodiado.
Después de varios años, otro hombre que podía transformarse en ave, fue invitado a la misma casa, con las mismas intenciones, sin embargo, a él los moradores de la comunidad, lo advirtieron
-
Ten cuidado hijo, una vez que un hombre entra a esa casa, nunca más vuelve.
A pesar de las advertencias que el escuchaba en su comunidad, decidió arriesgarse, pues quería formalizar una relación con una bella mujer. Al escuchar varias advertencias, decidió tomar sus precauciones, es así, como no bebió chicha, ni tabaco en abundancia. El dueño de la casa, asombrado por encontrar a un hombre así, le dijo:
-
Como puedes ver, mis hijas son hermosas, puedes casarte con la que tu elijas, pero debes de aceptar mi chicha y mi tabaco sin objeción alguna, esa es la única regla que yo te pongo.
El muchacho, estaba a punto de aceptar más cantidad de tabaco y chicha, pero de repente, el sonido de un ave, le hizo recordar las advertencias que le habían dicho antes de entrar a la casa. Así que de inmediato respondió:
-
No, no puedo aceptar más, no quiero emborracharme señor, yo solamente quiero pedir la mano de una de sus hijas.
-
Está bien, pero para darte el honor de tener a una de mis hijas, tu deveras de construir una cerca y colocar dentro de ella una cantidad de cerdos que yo mismo te daré.
-
Yo la construiré, será la cerca más bonita que usted ha visto.
El hombre muy emocionado por no caer en las maldiciones que le habían advertido su pueblo, decidió hacer una cerca, pero al ser un poco vago, la elaboro de mala gana, con palos de papaya, ignorando que estos se pudren demasiado rápido. Al terminarla, mando a llamar al dueño de la casa y a sus hijas para que vean su trabajo. Cuando ellos llegaron, trajeron consigo una cantidad muy particular de chanchos, y sin esperar que la cerca estuviera mal elaborada, los colocaron dentro de ella. De inmediato, los chanchos la destruyeron y escaparon, por lo que, el dueño de la casa, sumamente enojado, grito:
-
Wampra vago, no hiciste lo que te pedí, por tu culpa perdí mis chanchos, ahora tu tendrás que buscarlos y traérmelos, porque sin ellos no podré hacer mis maldiciones.
-
No, no traeré tus chanchos de regreso, yo los matare y avisare a todos los de la comunidad para que hagan lo mismo. No volverás a hacer daño nunca más.
El dueño de la casa, asustado por escuchar tal amenaza, decidió marcharse de la comunidad con sus hijas e hijos y nunca nadie más los volvió a ver. Después de su partida, empezaron a nacer mujeres y hombres de una manera igualitaria y nunca más se escuchó de tal maldición.
Titulo de la leyenda: Origen del armadillo
En una humilde casa, vivía una mujer llamada Nukui, quien tenía una suegra muy hábil, que elaboraba bellas artesanías con barro. Un día, su suegra le pidió ayuda con la elaboración de algunos jarrones, por ende, la suegra al ya tener el barro preparado le pidió a Nukui que elabore la figura y el diseño de un jarrón. Ella, al tener el barro en sus manos, estiro la parte de arriba y debajo de mala manera, formando así en la mitad una figura ovalada en la mitad para posteriormente, diseñar líneas horizontales y verticales. Como Nukui, no sabía nada sobre la elaboración de jarrones, dejo el barro secar por varias horas. Al regresar, debajo de la manta de barro pudo encontrar el barro transformado en un shushui[4]. Debido a esta historia, se cree que el armadillo tiene esa forma y las líneas en su espalda.
Titulo de la leyenda:El Sapo Chiechia y la lagartija Sumpa.
Un día, un sapo llamado Chiechia y una lagartija llamada Sumpa, decidieron ir juntos a una cascada sagrada, pues les contaron que ahí habita Arutam, y que él podía otorgarles su bendición, para casarse en un futuro con una mujer decente cuando ellos crecieran. Los mayores, les habían comentado que, para ir a la cascada, no debían de comer durante dos días, pues en ese lugar les brindarían comida durante los dos días que ellos fueran a ese lugar. Sin embargo, ellos dejaron de comer una semana entera y esperaron en la cascada día y noche. Finalmente, a la hora de dormir, ante ellos, apareció una mujer muy hermosa, a la que consideraron ser Arutam, ella tenía un chankin[5] muy hermoso, en el que cargaba consigo chicha y yuca para brindarles. Ellos al verla, sintieron un poco de temor, por lo que ella les dijo de inmediato:
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No tengan miedo, yo estoy aquí porque mi padre Arutam me envió a ustedes para brindarles algo de comida y bebida.
Tanto la lagartija como el sapo, al escuchar esto, bebieron la chicha y comieron la yuca. Al terminar de comer, la mujer les hizo una petición muy especial:
-
Yo dormiré aquí con ustedes, pero les pido que no me toquen mientras lo hago.
Pero, al recostarse todos para dormir, Chiechia sintió gran curiosidad, por saber si la mujer que estaba durmiendo con ellos era un espíritu o era un ser de carne y hueso. Por lo que, cuidadosamente y sin despertar a Sumpa que estaba acostado de espaldas, intento tocarla, pero, al sentir ella su intención se despertó y les dijo a los dos:
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¿Qué pasa? ¿Quién me quiere tocar? Ustedes dos, por no hacer caso a la petición que les hice hace un momento, pagarán una maldición, ahora ya no podrán venir a comer sin tener que hacer un gran esfuerzo, ahora tendrán que sembrar, van a tener que buscar la comida y nunca más podrán regresar aquí.
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Sumpa, muy enojado con Chiechia, le reclamo:
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Por tu culpa ella se enojó con nosotros y nunca más la volveremos a ver. ¿Por qué la tocaste Chiechia?
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Yo no la toque, te lo aseguro, si tenía la intención de hacerlo, pero no lo hice porque ella se despertó.
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Entonces, si no la has tocado, posiblemente solo esta enojada. Aquí nos quedaremos Chiechia, la esperaremos como lo hemos hecho estos días. No te iras, nosotros no debemos de movernos, vamos a descansar.
Sumpa y Chiechia, pasaron varias semanas esperándola, con la esperanza de volver a comer nuevamente chicha y yuca, pero, ella nunca regreso, por lo que, ellos decidieron marcharse para buscar comida y procrearse para que la especie de los dos no se extinguiera. Se cree en la nacionalidad shuar, que desde ese momento los sapos y lagartijas forman parte de la madre naturaleza.
Titulo de la leyenda: Dos hermanos y una boa
La mayor parte de las historias sobre boas, son contadas para asustar a los wampras. Sin embargo, para mí, son las más interesantes de todas, pues encuentro en ellas belleza y poder, al ser parte de la cultura shuar.
Artesanías conocidas por el nombre de punu. En ellas, los hombres llevaban agua o chicha cuando iban de cacería
En una comunidad muy humilde y linda, vivían dos hermanos, quienes siempre iban juntos de cacería a las montañas más altas de su comunidad. Ellos al ser casados, tenían mujeres muy entregadas a cada uno de ellos, así pues, ellas siempre les enviaban su punu lleno de chicha para el largo viaje, porque antiguamente, debían caminar durante mucho tiempo. Entre los dos hermanos, existía una gran diferencia, puesto que el mayor era un buen cazador, y siempre llevaba consigo una variedad de animales, mientras que, al menor, se le complicaba un poco la cacería y no podía adquirir presas muy grandes.
Un día, decidieron cambiar de lugar de cacería, e ir a otra montaña, en ella, armaron un pequeño campamento junto al río, el cual, tenía un gran tronco atravesado sobre él. Aquella tarde, después de haber cazado algunos animales, los cortaron y guardaron toda su carne, para poder seguir cazando y reunir la cantidad necesaria para poder regresar con sus esposas. Sin embargo, al regresar nuevamente de cacería, la carne que habían guardado, desapareció. Tristes y enojados por lo sucedido, decidieron descubrir que había pasado, por lo que, idealizaron un plan entre los dos.
Ambos hermanos, decidieron esconder nuevamente la carne que habían logrado conseguir, en su segunda oportunidad de cazar. El hermano menor, deicidio esconderse para poder ver quien se robaba la comida en ausencia de los dos, mientras que, el hermano mayor salió nuevamente de cacería. En el campamento, después de varias horas, el hermano menor, pudo ver como una boa muy grande salía del tronco que se encontraba en el río, y como ella, devoraba toda la comida que ellos habían cazado. Al enterarse su hermano mayor sobre lo sucedido, le dijo a su hermano menor:
- Debemos de asustar a esa boa, debemos conseguir bastante leña para la noche y colocar ají dentro de ella, para hacerla chumar en la madrugada.
En la madrugada, el plan de los hermanos dio resultado, y al tener a la boa entre sus manos, decidieron quemarla en la leña. Al hacerlo, la boa desprendía un olor muy rico que llamo la atención del hermano menor, por lo que, quiso probar un poquito de ella. Al ver su hermano mayor la intención de su pequeño hermano, le recordó de inmediato:
- No, no puedes comer eso, recuerda que la carne de boa no es buena.
El hermano menor, al escuchar la advertencia de su hermano mayor pensó: solo tomare un poco de ella sin que mi hermano se dé cuenta, huele muy rico y supongo que su sabor debe ser igual. De esa manera, el hermano menor desobedeció a la advertencia de su hermano mayor y después de pocos minutos, no podía dejar de tomar chicha, pues sentía demasiada sed. Al terminar toda la chicha que su esposa le había mandado, le pregunto a su hermano con un poco de temor:
- ¿puedes regalarme tu un poco de chicha por favor?
-Si, yo tengo aun un poco de chicha, pero ¿porque tienes tanta sed? ¿Acaso tú comiste carne de boa?
-No, yo no he comido carne de boa hermano.
-Si es así, podrás esperar unas horas más, puesto que debemos de reservar chicha para el camino.
Los dos hermanos continuaron con su viaje por muchos minutos más y al no poder ya resistir por más tiempo, el hermano menor le confeso la verdad a su hermano.
-Te mentí hermano, yo si comí un pequeño pedazo de la boa, y ahora no aguanto la sed. Lo mejor será que me dejes aquí y tu continúes. Por favor, corta una palmera grande y hazle un pequeño hueco, yo lo único que quiero ahora, es explotar hasta saciarme de agua.
-No hermano, no te dejare, escúchame bien, yo no te dejare, ni tampoco tu morirás.
El hermano menor, al escuchar la determinación de su hermano, comenzó a llorar sin parar. Al tranquilizarse, le imploro a su hermano que se fuera, dejando un pilche sobre una piedra. El hermano mayor, confundido, pero con la esperanza de que ocurriera un milagro decidió aceptar su voluntad y preguntarle que deseaba el que hiciera para poder ayudarle.
-Hermano, ¿Qué necesitas que haga por ti?
-Deja un pilche encima de esa piedra y recorre cinco lomas grandes, cuando encuentres una palmera muy alta, sube a ella y quédate un buen momento sobre ella.
El hermano, un poco confundido por el pedido de su hermano menor decidió aceptar su pedido e irse. Al llegar a la palmera más alta que encontró, escucho una gran explosión, asumiendo que el estruendo se debía a su pequeño hermano. Al pasar una semana, decidió ir nuevamente al lugar en el que dejo a su hermano y abrir el pilche que había dejado. Al hacerlo, encontré en ella una culebrita pequeña que se llama Titingui napí[6], en nuestro idioma. Al verla, agarro esa pequeña culebrita y la llevo a su casa pensando que su hermano se transformo en una culebra. Al llegar a su casa les conto a su familia lo sucedió y les pidió no tocarla, pero, la culebra al crecer demasiado rápido cada vez que sentía un poco de agua causo temor en su esposa, provocando que su esposo la llevara a un pozo, y posterior al río más cercano de su casa que lo utilizaban para bañarse. La culebra, crecía cada vez más rápido, por lo que decidieron amarrarla. Sin embargo, los niños siempre la sacaban para jugar con ella sin miedo alguno o a pesar de las advertencias de su madre. Pero, un día, la culebra logro zafarse, al estar el bejuco ya podrido y al ver a uno de los pequeños niños entrar en el agua lo comió, mascándole su cabeza. La esposa, dolida por haber perdido a uno de sus hijos, sin aun saber que había sido atacado por la culebra, decidió ir a lavar su ropa y por desgracia corrió con la misma suerte. Al ya haber perdido a sus dos hijos y esposa, el hermano muy enojado decide cubrir su cabeza con un pilche, sostener una guadua muy afilada y adentrarse en el río con la intención de matar a la culebra que ya se había convertido en una boa capaz de comer a una persona de un solo bocado. Al adentrarse, la boa fue más astuta y lo comió de un solo bocado dejándolo aún con vida dentro de su estómago. El hermano con dificultad de poder moverse, logra cortar parte del corazón de la boa, provocando en ella mucho dolor y causando la atención de un brujo llamado Idia que es una boa igualmente. Al llegar Idia, le dice a la boa:
-Yo por eso no como personas, yo como cangrejo hermano, te he dicho que comas cangrejos. Pero tranquilo, yo te ayudare a sanar ese dolor.
Después de sanar su dolor, la boa decide ir a la playa, pero al sentir nuevamente un gran dolor, muere. A pocos minutos de su muerte, el hermano sale de su vientre y corre lo más rápido que podía donde sus familiares. Al llegar, les conto todo lo sucedido y ellos le aconsejaron se mashe en el sol y no en la candela, pero, el hermano al sentir demasiada pizazón comenzó a masharse en la candela y murió.
Se cree que, desde ese acontecimiento, las boas ya no mascan la cabeza sino solo trituran para posteriormente tragarles.
Titulo de la leyenda: Idia
Antiguamente, existía un hombre muy grande, llamado Idia, que comía personas a partir de trampas que el mismo realizaba en una hierba muy fina, pero, en una ocasión, cuando un mono y un armadillo se encontraban chupando caimito, Idia pensó en atraparlos y comerlos. Para ello, Idia intento ganarse su confianza conversando con ellos, así pues, se acercó con mucha confianza y pregunto:
-¿Qué están chupando mono y armadillo?
-Chupamos caimito – respondieron el mono y la ardilla
-Que delicia, yo también quiero probar caimito, pueden venir conmigo a un lugar que yo conozco y comer juntos.
El mono y la ardilla al escuchar tal invitación, decidieron no ir, pues tuvieron un mal presentimiento y decidieron quedarse en el mismo lugar. El mono, al escuchar rumores malos sobre Idia, decidió robar una parte de su cerebro. Aquella acción, no le fue difícil, puesto que, al ser un animal muy travieso, rápidamente consiguió su objetivo, pero, al hacer esto, el mono murió de inmediato al tocar a Idia.
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[1] Antiguamente, los hombres eran considerados como Dioses, que podían elegir quien vivía y moría.
[2] Termino shuar que significa guadua en español. / Antiguamente, esta planta era utilizada para cortar.
[3] Dentro de la cosmovisión shuar, antiguamente se creía que los seres humanos podían adoptar la forma de animales. Los más comunes de observar, siempre eran los conejos y los ratones, porque a ellos les gustaba demasiado el maní.
[4] Palabra shuar, que significa armadillo en español.
[5] Canasto que se utiliza para llevar productos de la chakra o cacería.
[6] Serpiente coral
