Mis padres tuvieron nueve hijos, de los cuales yo soy la cuarta hija. Sus nombres son: Héctor, Celso (+), Christian, Mario, Roció, Susana, Liliana y Patricia la más pequeña de todos. 

Cuando mis hermanos y yo nacimos, nuestros padres no querían que nosotros aprendiéramos la lengua Kichwa, por ende, se comunicaban con nosotros en español. Pero existió un lugar en el que la lengua perduró, la escuela. En ella aprendimos el Kichwa conversando, relacionándonos con nuestros compañeros, jugando y divirtiéndonos. Sin embargo, me hubiera gustado aprender las dos lenguas a la par y que mi madre hubiera sido la primera persona en impulsarnos a aprender mi idioma.