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Papel reciclado

Adolescencia

Gran parte de mi adolescencia, la viví fuera de mi comunidad natal y el lugar que me acogió en mi infancia, el Puyo.

Al seguir el consejo de mis padres y al ser mi prioridad mis estudios, mi familia me envió a la ciudad de Quito, un lugar distinto, rodeado por muchas montañas altas, unos cuantos nevados que se veían por el horizonte, así como: el Antisana, el Pichincha, el Cotopaxi y el Cayambe, sus vistas eran muy hermosas y porque no hablar de su clima tan diferente al que tendrían que acostumbrarse mis huesos, no era caluroso como en la Amazonia, a lo contrario, podía hacer sol y al mismo tiempo existía un viento helado que te hacia erizar la piel, el clima, sin duda alguna era bipolar, pero, yo estaba feliz de poder aprender más en un nuevo lugar. Al tener Quito una población diversa, ya que, por muchos años han inmigrado de las zonas rurales o de las comunidades indígenas, no me sentí en ningún momento discriminado, por lo contrario, me sentí aceptado en un contexto muy diferente

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El estudiar en una institución que me brindo una beca, me permitió obtener una mejor calidad educativa, en tanto a las asignaturas y docentes, pero, también me alejo de mi familia y tuve que aprender a ser independiente en un lugar que no conocía y no tenía a nadie que me exigiera y ayudará con las tareas de la casa. A pesar de que fue difícil, encontré varios pasatiempos que me permitían disfrutar mucho más de esta experiencia, el futbol, el vóley y el basquetbol, fueron deportes que siempre estuvieron presentes en mi vida estudiantil. A su vez, conocí a personas que me presento la vida para poder continuar con este objetivo que me había propuesto.

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Como en todo lugar, existen malas personas, y mi barrio no fue la excepción, pues, era común escuchar de asaltos, drogas y alcohol. Al vivir solo en una ciudad tan grande, era posible caer en malos pasos, pero, a mi vida llego una mujer, la madre de un compañero, que me cuido como si yo fuera un hijo más para ella, sus consejos y cuidados me ayudaron a seguir con mis estudios sin dañar mi salud física y mental. Adicional a ella, conocí a otro hombre muy importante en mi vida que me ayudo a seguir en adelante.

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Mi primer trabajo, lo conseguí en la carpintería de un padre de familia del colegio, este señor, era muy bueno y atento conmigo, pues, al darse cuenta de que no tenía dinero me ofreció trabajo. Mi trabajo por lo general era en las tardes, porque en las mañanas estudiaba en el colegio, con el paso de los años, me comprometí mucho con mi trabajo y se me hizo una costumbre bonita. Trabaje con el hasta finalizar mis estudios, pero, recuerdo con mucho amor todo el proceso, pues, en mi trabajo se sumaron mis amigos y compañeros del colegio, ya que, el trabajo si era rentable. Recuerdo gratamente que el negocio creció mucho y el señor estaba muy agradecido con nosotros, por nuestro entusiasmo y las ganas de trabajar. Cada noche, después de trabajar, nos reuníamos para merendar y mientras lo hacíamos, las historias nunca faltaban, por mi parte, yo siempre les hablaba sobre mi comunidad, sus tradiciones, costumbres y las experiencias que había vivido ahí, para ellos, siempre mi vida fue algo sobrenatural y de sorpresa, pues, no estaban acostumbrados a escuchar ese tipo de historias. Yo, sin duda alguna, no podía sentirme más orgulloso de haber nacido en la comunidad de Kapawi y de querer siempre difundir mi cultura.

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